CNN — El pantano de Jeffrey Epstein que rodea al presidente Donald Trump se está profundizando en medio del creciente desafío de algunos republicanos y a pesar del intento más incendiario hasta ahora del gobierno de distraer.
Nuevos informes publicados el miércoles de que la secretaria de Justicia Pam Bondi le dijo a Trump en mayo que su nombre apareció en documentos relacionados con el caso de Epstein, un acusado de tráfico sexual, ofrecieron una explicación plausible para la creciente furia del presidente por el drama.
Alimentarán las acusaciones de encubrimiento, ya que la administración se ha negado a publicar los archivos.
Y aunque no hay evidencia de que Trump estuviera involucrado en alguna irregularidad o de que supiera de las actividades criminales de Epstein cuando ambos operaban en el mismo círculo social hace décadas, es inevitable que haya una intensa especulación sobre la naturaleza de las menciones sobre el presidente en los archivos de la investigación.
La tormenta también se intensifica en el Congreso.
Una votación en el Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes para citar al Departamento de Justicia a entregar archivos relacionados con Epstein agravó el problema político de Trump, ya que reveló el interés de algunos republicanos partidarios de MAGA por una mayor divulgación. El comité, de mayoría republicana, también votó a favor de citar a declarar a Ghislaine Maxwell, cómplice de Epstein, quien cumple una condena de 20 años de prisión.
Trump respondió a la creciente crisis con el truco más antiguo de su política: impulsar una teoría conspirativa contra Barack Obama, una década y media después de que sus falsas afirmaciones sobre el lugar de nacimiento del 44º presidente impulsaran su coalición y su carrera política. Reclutó a la principal funcionaria de inteligencia estadounidense, Tulsi Gabbard, quien, en una teatral aparición en la Casa Blanca, dijo engañosamente que la gestión de Obama de la intromisión rusa en las elecciones de 2016 equivalía a un golpe de Estado para destruir la primera presidencia de Trump, un día después de que su jefe acusara a su predecesor de traición.
No hay pruebas de que Trump hiciera nada malo o ilegal en sus interacciones con Epstein. Pero días de dilaciones por parte de la Casa Blanca y nuevas revelaciones intensificaron la especulación sobre su relación en la década de 1990 y principios de la de 2000, mucho antes de que el acaudalado financiero fuera acusado de tráfico sexual y abusos y falleciera en prisión en 2019.
Continua..